Este libro contiene una historia admirable: una historia de decisión, de resistencia, de lucha, de integración y de cambio. Se trata de la historia de la inmigración mexicana en la ciudad de Chicago, Estados Unidos, durante las cuatro primeras décadas del siglo XX, de manera particular la de mexicanos originarios de la región Centro-Occidente de México (Jalisco, Michoacán, Guanajuato) que emigraron al vecino país del norte durante las décadas de 1910 y 1920. Su autor, Gerardo Necoechea Gracia, expone que la alta densidad de población y el excesivo fraccionamiento en la propiedad de la tierra registrada en la región desde finales del siglo XIX, en un principio, constituyeron los principales factores de esta emigración, motivos a los que se sumaron, más tarde, los daños materiales, las pérdidas económicas y la inseguridad sociopolítica que ocasionó el movimiento armado.

En la primera parte de esta obra, la cual agrupa los cuatro primeros capítulos, el autor expone con solidez y armonía narrativa el contexto histórico mexicano y estadounidense de las cuatro primeras décadas del siglo XX, los factores de expulsión y de atracción que motivaron esta migración, los rumbos de la ciudad de Chicago en donde se instalaron los mexicanos, las actividades a las que se incorporaron, las asociaciones o clubes que fundaron, así como las dificultades que enfrentaron y superaron. Es decir, examina lo que los estudiosos del campo migratorio denominan el proceso de "ubicación, acomodo y asentamiento" de los inmigrantes (Giménez, 2003, pp. 20-25, entre otros autores). Pero el autor no se ajusta sólo a la perspectiva migratoria para explicar el proceso de integración de inmigrantes originarios de una sociedad agraria a otra de índole urbana e industrial. Como especialista en el proceso de formación de colectividades sociales, al autor le interesa indagar el cambio que registraron dichos inmigrantes durante su proceso de integración. Una pregunta central guía toda la narración: ¿cuándo un inmigrante deja de serlo? Para responder a esta interrogante -sobre la cual, considero, la bibliografía especializada no tiene aún una respuesta definitiva-1 Gerardo Necoechea propone entrelazar la perspectiva migratoria con la de formación de clase, en el caso del presente estudio, con el análisis de la formación de la clase obrera estadounidense. En esta dirección, otro de los atributos del presente libro consiste en abonar al estudio de la experiencia y cambio registrados por los inmigrantes en las sociedades de destino. El autor se pregunta: ¿Cuáles fueron los recursos o estrategias que los inmigrantes mexicanos utilizaron o en los que se apoyaron para integrarse a la sociedad de destino?

La respuesta a esta interrogante se halla, dice el autor, en la naturaleza de la sociedad de la cual emigraron, en particular en el estudio de las relaciones sociales que normaban su modo de vida, y éstas fueron las del parentesco. Destaca que en la sociedad de la región Centro-Occidente de México, el parentesco agrupaba a los individuos en redes familiares, a las familias en grupos y a éstos en unidades mayores: las comunidades. Las relaciones de parentesco también eran centrales en la designación de los cargos de prestigio y de representación política.

Los mexicanos de la región del Centro-Occidente, al emigrar primero a las regiones de crecimiento económico del país (Golfo y Norte) durante la primera década del siglo XX, y más tarde, al cruzar la frontera norte siguiendo las rutas que los llevaba a las regiones de agricultura comercial y de construcción de vías férreas, hasta detenerse en la ciudad de Chicago, importante centro urbano e industrial de esos años, hacia donde trasladaron sus particulares relaciones sociales, costumbres y tradiciones, que conservaron y ampliaron en la sociedad de destino. Los mexicanos extendieron sus nociones de solidaridad, cooperación y ayuda material a otros paisanos, tanto de la misma región, o de otras. Las redes de parentesco y paisanaje (procedentes del mismo sitio geográfico) fueron fundamentales para acomodarse a la sociedad de Chicago y para enfrentar y resolver sus muy frágiles condiciones de vida y de trabajo (se asentaron por los rumbos insalubres de la ciudad, hacinados, carentes de los más elementales servicios urbanos, en edificios en ruinas). A esas relaciones recurrieron para defenderse de prácticas discriminatorias de caseros y autoridades policíacas. Y a pesar de las tensiones y conflictos registrados entre los propios inmigrantes por las diferencias económicas y escolares, que también las había, al interior del grupo, y por las visiones encontradas respecto de las acciones a seguir para encarar la discriminación, los inmigrantes construyeron una comunidad basada en una noción de mexicanidad que incluía relaciones de parentesco y paisanaje, un idioma, tradiciones religiosas y cívicas, y costumbres en común (la comida, la música, la salud -prácticas curativas).

De este modo, durante las dos primeras décadas de su inmigración en la ciudad de Chicago, los mexicanos fueron acomodándose al nuevo entorno social agrupados en sus tradicionales relaciones de parentesco y paisanaje, las cuales sirvieron también para incorporarse, en un principio, al mercado laboral, pero aún no estaban integrados de manera plena a la clase obrera de la ciudad. Este proceso, plantea el autor, ocurrió en la década de 1930 en el contexto del movimiento obrero que por esos años se desarrolló en la ciudad. Con fundamento en una amplia información documental revisada en varios acervos de Estados Unidos, de igual modo que en fuentes hemerográficas y bibliográficas, y que el autor, especialista en la metodología de la historia oral, entreteje con destreza con testimonios de los protagonistas, analiza las características del mercado laboral en Chicago durante un período de dominio del capital industrial y financiero, e ilustra sobre el intenso movimiento de organización y lucha sindical que se desarrolló en las fábricas acereras, las empresas empacadoras de carne y otras industrias, a raíz de la Crisis de 1929 y en el lapso previo a la participación de Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial. Los inmigrantes mexicanos se incorporaron al mercado laboral, como jornaleros o trabajadores descalificados, en el cual les eran desconocidas las relaciones laborales contractuales, de jerarquía, e impersonales, propias del capitalismo industrial, situación que les acarreó malos entendidos y conflictos.

Una vez más los inmigrantes mexicanos se apoyaron en sus tradicionales relaciones sociales para resistir y enfrentar el mal trato laboral de capataces y supervisores. Los inmigrantes identificaron su vulnerable situación laboral con su origen mexicano. Su resistencia y defensa inicial, sin embargo, resultaron insuficientes. El retorno masivo de mexicanos en los años treinta a consecuencia de las inciertas y desesperanzadoras condiciones de vida y empleo (desempleo y reducción de las jornadas laborales) provocadas por la Crisis del 29, redujo a la población mexicana inmigrante a la mitad. Los mexicanos que lograron sobrevivir a las durísimas condiciones de vida de esos años y que permanecieron en la ciudad, eran en su gran mayoría jóvenes adultos, casados, con hijos nacidos en Chicago y por lo menos con diez años de residencia. Estos factores trastocaron su organización social: las unidades familiares extensas desaparecieron y dieron paso a la unidad familiar nuclear, los hijos prolongaron los años de estudio y la autoridad paterna dejó de ocupar un papel central en el control y reproducción de los recursos. A la par con este proceso, la amplia e intensa organización sindical del período acercó a los inmigrantes trabajadores mexicanos con sus pares de los más diversos orígenes nacionales (polacos, italianos, irlandeses, croatas, ucranianos) incluyendo estadounidenses blancos y afroamericanos con los que compartían similares condiciones de vida y de trabajo. Los mexicanos se sumaron en sus propios espacios laborales, y a través de los dirigentes o líderes de prestigio de las organizaciones de su comunidad, a la lucha sindical. Sin descartar su origen nacional, cimentaron su identificación como obreros explotados. Al ampliar sus vínculos sociales en los espacios de trabajo y en la vida cotidiana, el parentesco y paisanaje desaparecieron como criterios únicos de inclusión y exclusión, y añadieron la clase y la actividad política. El autor plantea que al incorporarse de modo definitivo a la clase obrera estadounidense, los mexicanos completaron su integración a la sociedad de destino y dejaron de ser inmigrantes.

Sin alguna duda, este libro relata una historia extraordinaria, la de un conjunto de hombres y mujeres decididos a mejorar sus condiciones materiales de vida. Decisión que los condujo, sin proponérselo, a modificar sus tradicionales formas de organización y modo de vida, y a participar en el proceso de cambio de la sociedad de Chicago durante la primera mitad del siglo XX.

Desde la arena de la metodologia, este libro viene a enriquecer los estudios relativos al proceso de integración de los inmigrantes tan a debate en la actualidad. La historia relatada en este libro combinada con la metodología propuesta, entrecruzar la perspectiva migratoria con la de formación de clase, para abordar el análisis de los procesos sociales, hacen del libro de Gerardo Necoechea Gracia, una obra original, sólida y propositiva.

Referencias

1

Dean, M. (2011). Ser migrante, México: Sur+Ediciones.

M. Dean 2011Ser migranteMéxicoSur+Ediciones

2

Giménez Romero, C. (2003). Qué es la inmigración: ¿problema u oportunidad? ¿cómo lograr la integración de los inmigrantes? ¿multiculturalismo o interculturalidad? Barcelona: Integral.

C. Giménez Romero 2003Qué es la inmigración: ¿problema u oportunidad? ¿cómo lograr la integración de los inmigrantes? ¿multiculturalismo o interculturalidad?BarcelonaIntegral

3

Necoechea García, G. (2015) Parentesco, comunidad y clase: mexicanos en Chicago, 1916-1950 (Colección Historia. Serie Logos). Ciudad de México: Instituto Nacional de Antropología e Historia.

G. Necoechea García 2015Parentesco, comunidad y clase: mexicanos en Chicago, 1916-1950Colección Historia. Serie LogosCiudad de MéxicoInstituto Nacional de Antropología e Historia

Notas

1 Sobre los varios significados que encierra ser migrante, ver Dean (2011, p. 28-30).



Desarrollado por eScire - Consultoría, Tecnologías y Gestión del Conocimiento SA de CV